jueves, 15 de abril de 2010

Y ahora qué

Me miro de nuevo la mano. Ahogo un grito de alegría al ver que la sangre ha dejado de brotar, solo queda un horrible agujero en la piel, pero la hemorragia ha parado. Javier, alertado por mi casi grito, se acerca corriendo y se arrodilla delante de mí.
- ¿Ha parado? – pregunta emocionado.
Asiento.
- ¿Y se ha cerrado?
- No, porque no quiero.
Un gesto de preocupación cruza su rostro.
- ¿Y ahora qué?
Una sonrisa aparece en mis labios. Tomo su rostro entre mis manos y apoyo mi frente en la suya. Lo miro a los ojos fijamente.
- Ayúdame a abrir las ventanas.
Sus labios se curvan en otra sonrisa. Nos levantamos a la vez y nos dirigimos cada uno a una ventana diferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario