domingo, 11 de abril de 2010

La herida

Miro la herida que no para de sangrar. Voy hacia el baúl de la sala y saco vendas y tiritas naturales. Me siento en el sofá y empiezo a aplicármelas. La primera tirita se empapa y se despega en menos de un segundo. Me pongo una tras otra, pero todas se desbordan y se caen. La herida no para de sangrar y me empiezo a marear.
Maldito espejo. Maldito reflejo. Maldita hechicera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario