viernes, 30 de enero de 2009

Sol

- Mira. Hay eclipse de sol.
Miro hacia arriba, el sol luce en todo su esplendor.
- No, no es un eclipse. A veces, miles de nubes tapan al sol, y éste no puede hacer llegar sus rayos a la gente.
- ¿Y qué le pasa a esa gente?
- No sonríe.

miércoles, 28 de enero de 2009

Calidoscopio Infantil

Una damita al piano.
Do, re, mi.
Otra se pinta al espejo
los labios de colorín.
(Antonio Machado)

- Tres días ya recitando la misma poesía.
- ¿No te aburres?
- Me encanta.

domingo, 25 de enero de 2009

Piedras

Me tumbo a su lado en el suelo.
- He lavado el vestido.
- ¿Qué vestido?
- El rosa, ahora vuelvo a ser una princesa con un vestido brillante.
- ¿Y el caballo?
- Lo están cuidando los mejores veterinarios. No podré montar más en él, pero podré llevarlo de paseo por el bosque.
- Pero el bosque estaba deforestado.
- Lo se, pero ayer fui a plantar unas semillas, y pronto crecerán los árboles hasta alcanzar la altura de las nubes.
- Me parece genial.
Seguimos mirando las estrellas que brillan en el techo de mi cuarto. Vuelve la cabeza hacia mí.
- ¿Y qué pasó con el príncipe?
Le contesto sin mirarle.
- Resulta que no soy daltónica, simplemente tenía los ojos embarrados por la caída. Al lavar el vestido, unas gotas de agua cayeron en mis ojos y se llevaron la suciedad.
- No has respondido a mi pregunta. ¿Qué pasó con el príncipe?
Apoyo la mejilla en la alfombra.
- Al final, no es un príncipe verde. Pero da igual, porque no le gusta el rosa.
- Pero todos los príncipes quieren una princesa rosa.
- El mío no. De hecho, ya tiene a su princesa, y no es rosa, es una princesa violeta.
- ¿Violeta? Que color más raro para una princesa. Quizás podrías cambiarte de vestido, si te pusieras uno violeta, el príncipe tendría que elegir.
- Sería cruel para la princesa violeta.
- ¿Por qué? ¿Acaso tú no tienes derecho a ser amada, a conseguir a tu príncipe?
Frunzo los labios, pensativa.
- Si el príncipe me eligiera a mí, la princesa violeta se pondría triste y empezaría a llorar.
- Y si la elige a ella, tú estarías triste y llorarías.
Niego suavemente con la cabeza.
- No, yo no lloro.
- ¿Nunca? Pero si todas las princesas lo hacen. Todas las chicas lloran, y los chicos, y los animales, y las plantas... todos menos las rocas.
- ¿No te lo había dicho? Soy una princesa de piedra.

jueves, 22 de enero de 2009

568.080.000

¿Cuánto dura el tiempo? ¿Desde que naces hasta que mueres? ¿Desde que tomas conciencia de tu vida? ¿Desde que dejas de ser un niño? ¿Desde que eres adulto?

El tiempo dura desde que empiezas a vivir hasta que decides contarlo. Aquí me he parado, aquí he detenido el cronómetro.

18 años.
6575 días.
9.468.000 minutos.
568.080.000 segundos.


568.080.000 segundos... Puede que alguno más.

miércoles, 21 de enero de 2009

Por fin

Me acerco al borde del acantilado y miro al horizonte. El viento se lleva los últimos jirones de niebla y me dejan ver la luna en todo su esplendor. Me doy la vuelta y oteo la linde del bosque. El sendero por el que he venido se ha escondido entre la maleza.

Vuelvo a mirar al mar. Las aguas ondean mansamente a lo lejos, pero las olas se baten con fuerza contra las piedras desprendidas. Miro el reloj. Las doce menos diez, ya queda poco. Me agacho y dejo sobre la hierba el sobre cerrado. Nadie tendrá que preguntarse por qué lo hice, solo tendrán que leer mis escuetas líneas. Acaricio la goma de mi muñeca izquierda y la retiro suavemente. Me la llevo a los labios y susurro unas lúgubres palabras que la brisa se lleva al instante.

Me aproximo al borde hasta que las puntas de mis pies sobresalen de la tierra. Alzo la mirada hacia el cielo. “Te veré pronto”. Contemplo por última vez el mar. Cierro los ojos y extiendo los brazos. Noto el latido de mi corazón en los oídos. Debería estar muerta de miedo.

Sonrío para mí y me dejo caer. No siento nada. No hay odio, no hay dolor y la tristeza va desapareciendo paulatinamente. Abro los ojos justo antes de chocar con el agua. Me hundo poco a poco. La oscuridad se cierne sobre mí. “Ahora todo está bien.”

martes, 20 de enero de 2009

Eres...

Eres el sol que ilumina mis días. La que hace que sonría cada mañana al levantarme. La que hace que tenga ganas de irme a dormir, pues también te veo en mis sueños. Eres el motivo por el cuál mi corazón late cada segundo. Eres la octava maravilla del mundo. Eres...
- Perdona, pero, ¿qué es todo esto?
- ¿Te llamas Sara?
Le miro extrañada.
- No, Lidia.
- ¡Uy! Perdón, me he equivocado de persona.

lunes, 19 de enero de 2009

¿Si? ¿No?

- Si
- No
- Si
- No
- Si
- No
- Espera, espera. ¿Qué estamos discutiendo?
- Mmmm, creo que todo ha empezado por el ejercicio de mates.
Miramos en libro los dos a la vez y leemos en voz alta la cuestión de nuestra discusión.
- 2 + 2 = 4
Le miro.
- Está claro que es sí.
- No estoy de acuerdo.
- Si
- No

jueves, 15 de enero de 2009

¿Cómo eres?

Se gira en la silla y me mira.
- ¿Por qué haces eso?
- La vida es dura.
- ¿Y?
- Yo soy como la vida.
Se lleva una mano a la barbilla y me observa, pensativo.
- ¿Antes también eras así?
Inclino la cabeza y le dedico media sonrisa.
- No
Abre los ojos muy sorprendido.
- ¿Cómo eras?
- Aunque no te lo creas, yo antes era una princesa que vestía de rosa, y cabalgaba en un caballo blanco por los bosques en busca de mi príncipe azul.
- ¿En serio?
Asiento con la cabeza.
- ¿Y encontraste a tu príncipe?
- Oh, si, claro.
- ¿Y quién era? ¿Lo conozco?
- No, no lo conoces. Además olvidé su nombre hace tiempo.
- ¿Por qué? ¿Por qué no eres así ahora? ¿Qué pasó?
Me acomodo en la silla y acaricio en pelaje del gato que se ha acurrucado en mi regazo.
- A mi caballo se le rompió una pata. Al caer, se me ensució el vestido de barro. El bosque estaba completamente deforestado. Y mi príncipe no era azul, sino verde.
- ¿Verde? ¿Cómo puede ser un príncipe verde?
- Soy daltónica.
.
.
.
Dedicado a Ander, tú siempre serás mi príncipe.

miércoles, 14 de enero de 2009

Quiero dormir

Abro los ojos. Me he debido quedar dormida en el sofá. Me levanto y cruzo en pasillo en penumbra, únicamente iluminado por la tenue luz de las farolas de la calle. Entro en mi habitación y me acerco a mi cama. Me quedo paralizada al ver el bulto que ocupa el colchón. Retiro la sábana unos centímetros y vuelvo a respirar aliviada. Solo soy yo. A pesar de que no he hecho ruido alguno, me he despertado. “¿Qué quieres?” ¿Qué voy a querer? “Dormir en mi cama.” Me remuevo hasta darme la vuelta y me miro. “He estado todo el día contigo en otra parte, ¿se puede saber dónde te has metido hoy?” Frunzo el ceño mientras pienso la respuesta y me dirijo una mirada inocente. “Me he quedado dormida, lo siento.” Suelto un soplido. Entrecierro los ojos y digo, muy enfadada: “Hoy hemos tenido un examen, y no me ha salido bien por tu culpa. Además, he estado distraída y no he podido concentrarme en nada. ¿Sabes lo que me cuesta dejar de pensar en quien tú sabes?” Bajo la cabeza en señal de arrepentimiento, sé que no es mucho, pero me conozco lo suficiente como para saber qué va a pasar. Lentamente, me hago a un lado para dejarme sitio. “Venga, entra.” Le dedico una leve sonrisa al bulto y me deslizo bajo de las sábanas. Estiro los brazos y me rodeo la cintura. Me estrujo en un fuerte abrazo y acaricio mi espalda con la nariz. Quién sabe cuando será la próxima vez que me encuentre conmigo...

martes, 13 de enero de 2009

Ego

¿Alguna vez habéis conocido a alguien tan egocéntrico que no podía parar de hablar de sí mismo? Yo si. Me ocurrió hace unos días. Estaba de compras, y me estaba mirando al espejo cuando vi a alguien que no paraba de mirarse una y otra vez. Me acerqué y le pregunté su nombre, ¿y a qué no sabéis qué? Se llamaba igual que yo. Y la verdad es que mi nombre no es muy común, pero si, se llamaba igual que yo. Se estaba probando un vestido que le quedaba bien, claro que a mi me quedaba muchísimo mejor. Cuando llegué a casa llamé a todas mis amigas, y les extrañó mucho que hubiera conocido a alguien así, sobre todo siendo como soy, o eso me dijeron. Aunque yo soy la persona más maravillosa del mundo, soy maja, estudiosa, extrovertida... Y además, guapa, tengo los ojos azules, pelo largo y, aunque no os lo creáis el mejor culo del mundo.

¡Uy! Igual estoy hablando demasiado de mí. Lo siento, casi mejor hablo de otra cosa. Mmmm, ¿qué os parece de mi sombra?

lunes, 12 de enero de 2009

Decisiones

Hay veces que la vida te plantea situaciones en las que tienes que elegir: matar o dejar vivir, ciencias o letras, la carrera en la universidad, el piso donde convivirás con tus compañeros, el traje de la graduación, el piso donde pasarás (con suerte) el resto de tu vida...

En este momento me encuentro en una de esas situaciones, y no sé qué elegir: ¿helado de fresa o de vainilla?