jueves, 15 de enero de 2009

¿Cómo eres?

Se gira en la silla y me mira.
- ¿Por qué haces eso?
- La vida es dura.
- ¿Y?
- Yo soy como la vida.
Se lleva una mano a la barbilla y me observa, pensativo.
- ¿Antes también eras así?
Inclino la cabeza y le dedico media sonrisa.
- No
Abre los ojos muy sorprendido.
- ¿Cómo eras?
- Aunque no te lo creas, yo antes era una princesa que vestía de rosa, y cabalgaba en un caballo blanco por los bosques en busca de mi príncipe azul.
- ¿En serio?
Asiento con la cabeza.
- ¿Y encontraste a tu príncipe?
- Oh, si, claro.
- ¿Y quién era? ¿Lo conozco?
- No, no lo conoces. Además olvidé su nombre hace tiempo.
- ¿Por qué? ¿Por qué no eres así ahora? ¿Qué pasó?
Me acomodo en la silla y acaricio en pelaje del gato que se ha acurrucado en mi regazo.
- A mi caballo se le rompió una pata. Al caer, se me ensució el vestido de barro. El bosque estaba completamente deforestado. Y mi príncipe no era azul, sino verde.
- ¿Verde? ¿Cómo puede ser un príncipe verde?
- Soy daltónica.
.
.
.
Dedicado a Ander, tú siempre serás mi príncipe.

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