jueves, 15 de abril de 2010

Y ahora qué

Me miro de nuevo la mano. Ahogo un grito de alegría al ver que la sangre ha dejado de brotar, solo queda un horrible agujero en la piel, pero la hemorragia ha parado. Javier, alertado por mi casi grito, se acerca corriendo y se arrodilla delante de mí.
- ¿Ha parado? – pregunta emocionado.
Asiento.
- ¿Y se ha cerrado?
- No, porque no quiero.
Un gesto de preocupación cruza su rostro.
- ¿Y ahora qué?
Una sonrisa aparece en mis labios. Tomo su rostro entre mis manos y apoyo mi frente en la suya. Lo miro a los ojos fijamente.
- Ayúdame a abrir las ventanas.
Sus labios se curvan en otra sonrisa. Nos levantamos a la vez y nos dirigimos cada uno a una ventana diferente.

martes, 13 de abril de 2010

Cura

- ¿Por qué no para de sangrar? ¿Por qué no te has desmayado ya? – pregunta Javier mirando la herida.
Me encojo de hombros.
- No lo se, parece como si la sangre no saliera de mis venas. Quizás mi corazón está estropeado y ya no late. Quizás mi cuerpo ha encontrado otra fuente de sangre. Quizás ya estoy muerte y tu solo eres un espejismo de mi vida pasada.
Él se acerca y toma mi mano herida.
- ¿Me sientes? No estás muerta. Solo tienes que curarte y podrás volver a salir de aquí.
Sonrío y lo miro fijamente a los ojos.
- No me voy a curar nunca. No quiero.

lunes, 12 de abril de 2010

Encierro

Me despierto gritando y empapada en sudor. Me levanto, me calzo y miro el colchón. Esté todo lleno de sangre. La herida sigue goteando aunque su ritmo ha bajado. Frunzo el ceño y examino la herida. La presiono suavemente y un chorro de sangre vuelve a salir disparado. No debería estar así. Miro a mi alrededor y voy hacia las ventanas. Fuera está amaneciendo, pronto empezarán a venir los clientes.
No, no puedo permitir que vean esto. Cierro las ventanas con cerrojo y corro las cortinas de toda la casa. Al instante todo se queda oscuro. Enciendo una vela y la dejo en la mesa de la sale. Muevo el sillón hasta taponar la puerta y me siento en él.
- ¿Qué haces? – pregunta Javier desde un rincón.
Sonrío levemente mientras levanto la mano para que vea como la carne se pinta de carmesí.
- No quiero que nadie me vea así.
Él se acerca y se arrodilla cerca de mí. Me toma la mano buena y le da un suave apretón.
- Te vas a curar, ya lo verás.
- No, voy a morir, y no quiero que nadie lo vea.

domingo, 11 de abril de 2010

La herida

Miro la herida que no para de sangrar. Voy hacia el baúl de la sala y saco vendas y tiritas naturales. Me siento en el sofá y empiezo a aplicármelas. La primera tirita se empapa y se despega en menos de un segundo. Me pongo una tras otra, pero todas se desbordan y se caen. La herida no para de sangrar y me empiezo a marear.
Maldito espejo. Maldito reflejo. Maldita hechicera.

sábado, 10 de abril de 2010

Reflejo

Entro por la puerta y dejo las maletas en el suelo. Ha sido un viaje cansado, pero al menos ha servido para algo. ‘No puedo confiar ni en mi misma. No sé hasta dónde puedo llegar.’
Me acerco al espejo y me miro. Pero no soy yo, no es la hechicera la que se refleja en su superficie. Tiene el pelo distinto, viste mas elegante… es mucho más guapa que yo. Cierro la mano en un puño y pego con rabia al espejo. El cristal se resquebraja y la imagen se rompe.
‘Ni siquiera puedo competir con un reflejo roto.’