domingo, 17 de mayo de 2009

Liberación

La oscuridad se cierne sobre la habitación. Me levanto lentamente y me acerco a la puerta. Es más o menos la misma hora que la última vez que volvió. Giro el pomo y me asomo a través de la rendija que dejo abierto. Él sigue ahí, esperando. Me mira extrañado.
- Pasa.
Me hecho a un lado. Ella nos mira desde su rincón, totalmente asombrada por mi acción.
- Me gustaría que volvieras. Se echan de menos tus consejos. Y creo que ella será más feliz si lo haces.
Una sonrisa ilumina su rostro.
- Gracias.
- No hay por qué darlas. Solo pido una cosa.
Se puso serio de nuevo.
- Lo que sea.
Miro fijamente las constelaciones del techo.
- Quiero que tengáis un nombre, cada uno. Ya sé que sois un producto de mi imaginación, pero quiero poder llamaros de alguna forma.
Se miran el uno al otro y asienten al unísono.
- De acuerdo. ¿Podemos elegirlo nosotros?
- Claro.
El cuarto se queda en silencio mientras piensas.
- Lucía.
- Javier.

1 comentario:

  1. Nombres preciosos.

    Espero que los consejos sean buenos y le ayuden a ser feliz de verdad.

    Ánimocon tu historia, parece que se desarrolla bien,no?

    ResponderEliminar