Sí siembras una ilusión
Y la riegas con tu amor
Y el agua de la constancia
Brotará en ti una flor
Y su aroma y su calor
Te arroparán cuando algo vaya mal.
Me levanto del suelo, dejando el comic a un lado y cojo mi chaqueta. Me aseguro de que las llaves están dentro y meto la cartera en un bolsillo.
- ¿Adonde vas?
Él aún está tumbado en el suelo, pero se ha puesto de lado, apoyado sobre un codo.
- A la tienda.
- ¿A qué?
Le hago una mueca.
- A comprar.
Me mira extrañado, creo que piensa que se me ha ido la cabeza.
- ¿El qué?
Él frunce el ceño, pero yo le sonrío.
- Una ilusión.
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